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El Despertar de mi Hija 02

Luego de aquella inusual pero fabulosa experiencia viendo a mi hija tener sexo, no podía dejar de pensar en ella, su cuerpo juvenil, sus pechos, su trasero, la deseaba y ella lo sabe, me provoca sentándose en mis piernas y moviendo su trasero sobre mi pene, caminando por la casa en poca ropa, en pequeñas tangas, pero ambos nos contemos y no intentamos nada mas, así que últimamente he salido con una amiga del trabajo, se llama Elizabeth, tiene 35 años, un cuerpo hermoso, bien cuidado, una piel blanca y suave, cabello negro hasta los hombros, piernas largas y bien formadas, senos firmes, de tamaño normal y un trasero que es su mejor atractivo. Hemos salido varias veces y tenido sexo, ella es increíble en el sexo oral, me vuelve loco, parece una experta; mi hija Sandra lo sabe, desde aquella experiencia acordamos ser mas comunicativos y no guardarnos secretos, le he contado hasta detalles de nuestra intimidad, a Sandra le interesa mucho hablar de sexo y saber más, me encanta ver como se excita al hablar de estos temas, ella también me ha contado experiencias suyas con chicos, lo cual me causa gran excitación y al tener sexo con Elizabeth he llegado a imaginar hacerlo con Sandra.

Un viernes por la mañana yo llevaba a mi hija a la Universidad, mientras yo conducía ella empezó a tocar mi pierna, muy despacio, mi pene empezó a endurecerse y Sandra hablo:

Sabes pa, me gustaría conocer a Elizabeth y hablar con ella por lo q me has contado parece muy agradable.

La idea me sorprendió, pero luego lo pensé bien y me di cuenta que no tenía nada de malo, así que esta noche invito a Elizabeth a casa, le dije.

Esa misma noche Elizabeth, mi hija Sandra y yo estábamos cenando muy amenamente.

Eres muy hermosa, que bueno que sales con papa, dijo Sandra.

Gracias, respondió Elizabeth, y me di cuenta de cómo recorría con la mirada el cuerpo de Sandra.

Ya era hora de que papa conozca a alguien que lo haga feliz, incluso en el sexo, dijo mi hija y me sorprendí, mire a Elizabeth pero ella no reacciono mal, al contrario, sonrió.

Si, tu padre también me hace feliz en la cama, es algo muy importante, dijo Elizabeth.

Bueno chicas, no creo que debamos hablar de esto, dije yo, un poco avergonzado.

No pasa nada Enrique, me dijo Elizabeth, me agrada que tu hija sea curiosa y directa, y como tú me has contado, que no te oculte nada. Si papa, no te avergüences de algo tan lindo y normal como el sexo, dijo Sandra.

Está bien dije yo, ya más relajado.

Me voy a duchar, que disfruten, dijo Sandra levantándose de la mesa y se despidió con una sonrisa picara.

Está bien, dije y note otra mirada de Elizabeth recorriendo todo el cuerpo de mi hija, de pies a cabeza.

Luego de eso, Elizabeth y yo subimos a mi habitación, ella estaba muy excitada y lucia muy sexy, con su uniforme de trabajo, una falda ajustada y hasta las rodillas que dejaba ver la forma de su trasero, una blusa blanca un poco desabotonada que dejaba ver un poco de su brasier, yo empecé besándola, desde su cuello, poco a poco fui desabotonando su blusa, tocaba sus senos por encima del brasier, los besaba, ella se quito el brasier mientras yo le quitaba su falda, se acosto boca arriba en la cama y se quito la hermosa tanga que tenia, comenzó a jugar con su vagina, tocaba su clítoris, sus labios mientras yo me desvestía rápidamente, ven, acuéstate, me dijo, yo totalmente desnudo la obedecí y ella empezó a chupar mi pene de la manera tan excepcional en que lo hace, suavemente lo metia todo en su boca, movía su lengua de forma increíble, me encanta, de repente me di cuenta de que Sandra nos observaba por la puerta entre abierta, Elizabeth también se dio cuenta, pero no se asusto, sino que la invito a pasar.

Sandra, no quedes allí, pasa, siéntate en la silla junto a la cama y mírame hacerlo, ven y aprende, dijo Elizabeth.

Mi hija entro a la habitación, apenas había salido de la ducha, estaba vestida con un hermoso brasier y tanguita negra, lucia increíble, deseaba tocarla, pero solamente le sonreí y ella también a mí, y se sentó.

Elizabeth seguía dándome placer con su boca, y de rato en rato miraba y sonreía a Sandra, luego cambiamos a la posición del 69, y yo disfrutaba de su trasero y su vagina tan húmeda, mientras Sandra se quitaba el brasier y la tanga, para empezar a tocarse.

Elizabeth se puso en posición doggy, y yo empecé a penetrarla en su vagina, se sentía increíble, tan húmeda, ella gemía de placer y yo observaba a Sandra masturbándose en la silla, con un rostro lleno de placer, así mi hija continuo mirándonos tener sexo, mientras yo la miraba y la deseaba mas; habíamos cambiado de posición, Elizabeth estaba sobre mí, moviendo su cadera de forma increíble, para mi sorpresa Elizabeth le indico a Sandra que se siente junto a nosotros en la cama, ella obedeció y se sentó frente a mí, Elizabeth tomo mi mano y la puso en la vagina de Sandra, era el paraíso, introduje un dedo en la vagina de mi hija, totalmente húmeda, ella gemía de gusto mientras Elizabeth tocaba sus pechos,

La excitación era tremenda, mi pene estaba a punto de estallar, Elizabeth se movía increíblemente sobre mí, y Sandra tomaba mi mano y la movía hacia adentro y fuera de su vagina, los 3 llegamos a un fabuloso orgasmo, derrame mi semen dentro de Elizabeth que gritaba de gusto, y Sandra tocaba los pechos de Elizabeth con un gesto de placer, yo estaba encantado, Elizabeth se levantó y se acostó junto a mí, tocaba su vagina llena de mi semen y mi pene aun un poco duro también envuelto por los fluidos de Elizabeth, Sandra estaba acostada, tocándose, con los ojos cerrados, aun disfrutando el orgasmo que tuvo, enseguida Elizabeth dijo algo que me sorprendió.

Chúpala, dijo Elizabeth a Sandra mientras tocaba mi pene con su mano, Sandra me miro por un segundo y luego miro a Elizabeth quien la tomo suavemente de su rostro y la acerco a mi pene, Sandra cerró los ojos, tomo mi pene en sus manos y comenzó a chuparlo, yo estaba sorprendido, la miraba y no podía creerlo, pensé en impedirlo pero Elizabeth me beso y susurró al oído: relájate y disfrútalo, ambos lo quieren.

Así que me le hice caso, me relaje y disfrutaba de cómo mi hija Sandra me hacia sexo oral, lo hacía bien, despacio, tocaba la punta de mi pene con su lengua, ella también lo disfrutaba, Elizabeth sostenía su cabello, y la ayudaba a meterse todo mi pene en la boca, poco a poco, era increíble, voy a acabar de nuevo les dije.

Hazlo, me dijo Elizabeth, y Sandra no paraba de chuparlo, no aguante mas, me vine en la boca de Sandra, fue increíble, ahora si estaba satisfecho, mire a Sandra tenía mi semen resbalando de sus labios, con un rostro de placer me pregunto: estuve bien pa?

Perfecto, le dije, y Elizabeth se acerco a ella y la beso, era como un sueño verlas besarse y compartir mi semen de boca a boca.

Al final Sandra se despidió y se fue a dormir a su habitación, Elizabeth se quedo a dormir conmigo y yo le agradecí por aquella gran experiencia, pero aun pensaba en poseer el cuerpo de Sandra, ese era mi objetivo.

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