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Mi odioso vecinito 01

12

1: El chantaje

Era un aburrido sábado por la mañana...

Ahí estaba yo, en el jardín de mi casa, tendida en un camastro con un diminuto bikini negro mientras el Sol resplandecía con toda su fuerza y doraba lentamente mi cuerpo.

Con un gesto coqueto unté un poco mas de bronceador en mis piernas y luego volví a recostarme.

Esto es delicioso, pensé con una sonrisa.

Si, definitivamente este era el final merecido a una gran semana.

Puse una tonta expresión de felicidad al recordar mis recientes éxitos en la escuela. Finalmente había logrado ser la capitana del equipo de porristas, y gracias a eso me había vuelto la chica más popular de la escuela.

Ahora por todos lados me salían pretendientes guapos y millonarios, y por donde pasara las chicas se me quedaban viendo con una cara de envidia y asombro.

"Estúpidas envidiosas..." Dije con un gesto triunfal mientras le daba un trago a una helada piña colada.

No sabía que me alegraba más, si ser tan popular con los chicos o las reacciones de las chicas, pero no importaba. Disfrutaba plenamente las dos cosas.

Todo parecía ser perfecto en mi vida ahora.

Bueno...

..No todo.

Alcance a ver que en la casa de los vecinos, detrás de una de las ventanas de la planta alta se movía una cortina, y fijándome con atención me di cuenta que varios chicos estaban espiándome detrás de ella.

"Uf.. esos idiotas. Seguramente Mateito y sus amigos se están dando otra vez el gran espectáculo..." Dije con sarcasmo. Todos los sábados era lo mismo, apenas me sentaba a tomar el sol, mi vecinito Mateo y sus amigos se las ingeniaban para espiarme.

Bueno, al menos les costaba un poco de trabajo su calentura.

Como ya había yo presentado algunas quejas, ahora siempre cambiaban de escondite para espiarme. A veces lo hacían desde una ventana de la casa de enfrente, otras se subían a los arboles cercanos, y unas cuantas mas hasta se habían colgado de uno de los postes de Luz.

En fin... Aunque he de confesar que el ver tantos esfuerzos para admirarme me prendía un poco. Me daba un poco de risa el ver como a veces los chicos se caían de los arboles, o tenían divertidos accidentes solo por verme, así que para recompensar un poco su esfuerzo había decidido poner un poco mas de empeño a mi papel de musa.

Así las cosas, era normal que yo tuviera gestos algo sugerentes como arquear siempre que podía la espalda, o que me pusiera el bronceador con movimientos sensuales, entre otras cosas. Y mi joven público al parecer respondía a eso, porque nunca faltaba a su cita de los sábados.

Voltee a ver de nuevo a la ventana y alcance a reconocer con dificultad el enchinado cabello rojo de Mateo, mi vecinito. De todos los chicos él era sin dudas mi fan No1, y cada que me lo encontraba en la calle o donde fuera se me quedaba viendo con cara de tonto.

Pobrecito, pensé, es súper ñoño. Mateo era el clásico cerebrito, la definición de lo que es un NERD. Se la pasaba encerrado en su casa, metido siempre en sus computadoras y juegos de ajedrez, y creo que la única mujer a la que veía (Aparte de su mama..) era a mí.

Bueno, hubo una época donde éramos mas unidos. A veces sus papas salían y yo iba de niñera a su casa y me la pasaba muy bien con él. Pero en fin, los tiempos cambian y yo me volví popular, y el no. Que mal, pero así es la vida..

Sentí como una gota de sudor comenzaba a resbalar por todo mi rostro, y me di cuenta que el Sol estaba hoy muy fuerte. Y por el calor fui quedándome dormida, y así pasaron unos 10 o 15 minutos hasta que sentí como alguien me tocaba el hombro y de mala gana abrí un ojo.

Precisamente, era Mateito. Y venia vestido con el típico uniforme Nerd, de camisa desaliñada a cuadros, pantalones de mezclilla y su rojiza cabellera a chinos. Ah, y por si fuera poco, lentes.

"¿Dime?" Dije secamente.

"Eh.. Megan.. Perdona, no quería..despertarte. ¿Puedo hablar contigo?" Dijo Mateo con mucha pena."Pero no aquí.. mejor en mi casa."

"Hm.. ¿Es muy urgente? Estoy tomando el Sol, y.."

"S..si.. bueno, sí, es urgente.."

"¿En serio es urgente? Mira que si es una estupidez..."

"N..no, Megan, te lo juro.. es algo serio.."

"Bueno, pero más te vale que lo sea.." Respondí de mala gana y sin nada de entusiasmo lo seguí a su casa. Una vez ahí fuimos hasta su recamara, y cuando me abrió la puerta pensé que estaría llena de sus amigos ñoños pero sorprendentemente estaba vacía.

Entré con impaciencia y al ver el lugar lleno de computadoras y posters de superhéroes me asombre de lo poco que había cambiado desde que lo había visitado hace años.

Voltee a ver de reojo a Mateo, que simplemente estaba absorto mirándome. Sonreí un poco ante la situación, ya que después de todo, ¿Cada cuanto una preciosa chica en bikini había estado en esta recamara? Creo que nunca..

"Bueno, ¿A qué viene todo este misterio?" Pregunte con impaciencia.

"Es que.. hm.. bueno, Megan.. deja te muestro algo en la computadora." Respondió Mateo con nervios mientras se sentaba en su escritorio y tecleaba algo. Entonces en uno de los monitores aparecieron unas imágenes, que cuando las vi me quede helada. En ellas aparecía yo en varios carros, dándole sexo oral a diferentes tipos.

"P..pero..¿Cómo fue que..?" Tartamudee, sin saber cómo era esto posible. Claro, en mi asenso a la fama había tenido que hacer algunos "sacrificios", como satisfacer de esa forma a varios chicos. Pero siempre había sido muy discreta, y según yo nadie más sabia.

"Son 100 fotos, Megan, y en unas sales que..."

"C..cállate, Mateo, ¿Cómo es que las tomaste? ¿Me estabas espiando?" Dije con las manos temblando por la rabia.

"Bueno..sí, si eso quieres saber.." Respondió bajando un poco la mirada. Entonces dejo de pasar las imágenes por la computadora y se volteo en su silla para verme de frente. Era obvio que estaba también muy nervioso por la situación, y sudaba copiosamente. Pero claro, no tan nervioso como para detener su chantaje.

"Y..¿Que quieres por las imágenes?" Pregunte tratando de calmarme.

"Bueno, son 100 fotos, Megan, y yo.."

"¡Ya sé que son 100 fotos, maldita sea! Ahora dime qué quieres.."

"Shhh.. Megan, nos van a oír mis papas. Mira.. te propongo algo.."

Trate de calmarme de nuevo. Mateo tenía razón, nadie más tenía que enterarse de lo que estaba sucediendo.

"Te escucho.."

"Mira.. te voy a ir dando las fotos, una a una, si tú haces ciertas cosas por mí. ¿Te parece bien?"

" ¿Cómo que cosas?"

"Por ejemplo.. te doy 20 si aceptas ser mi novia por todo lo que dure esta situación. Bueno, no una novia de verdad, pero por lo menos en la escuela frente a todos."

"P..pero, ¿Estas loco? ¡Mateo, eres un estúpido..!" Grite, y con un gesto irritado camine hasta la puerta.

"Si sales de este cuarto, enviare las fotos a todos en la escuela ahorita.." Dijo en un tono amenazante y me detuve de golpe.

¡Maldición!

Con muchísima frustración le di un golpe a la puerta y resignada di media vuelta y me senté en el borde de la cama.

"Bueno.. digamos que acepto, y me das esas 20 fotos. ¿Qué más quieres?"

Mateo dudo mucho antes de responder mi pregunta.

"Sexo oral.."

"¿Pero que te has creído, grandísimo idiota? ¡¿Cómo te atreves...?!"

Mateo se mantuvo impávido.

"Como regla, para que valga como sexo oral, mi.. semen, debe quedar en tu cuerpo. Si no, no te daré nada."

Me quede helada al oír eso.

"M..Mateo.. por favor.. "Dije en un tono ya mas suplicante. "Tu no te atreverías a.. mostrar las fotos a los demás. ¿No?"

"Megan, me has tratado tan mal estos últimos años que a pesar de que te quiero.. Sí me atrevería. No has hecho nada por merecerte otra cosa"

Me sentía a punto de llorar.

"P..por favor, Mateo.. no me hagas esto, yo..." Mateo se conmovió un poco al verme así, pero entonces me dijo:

"No hay nada que puedas hacer, Megan, más que lo que te acabo de decir. Si no aceptas, hare lo que tenga que hacer... ¿Entiendes?"

Era demasiado. Un par de lágrimas se resbalaron por mis mejillas y como niña chiquita cubrí mi rostro con las manos. Estaba siendo chantajeada de la forma más sucia, y encima me sentía traicionada por Mateo. Creí que al menos éramos amigos...

"Por cada ocasión te daré una foto. Cuando tengas las 100, te prometo que destruiré el disco duro en el que las guardo."

Yo seguía llorando sin parar.

"Mira, Megan, si quieres ve y piénsalo. ¿Ok? Pero mañana en la escuela quiero que seas una novia muy cariñosa.. ¿Entendido? Besitos y apapachos, no quiero que me trates como siempre."

"Estúpido..." Dije en voz baja, apretando los puños de impotencia. Sin darle tiempo a nada salí de su recamara azotando la puerta, y en menos de un minuto ya estaba en mi cama, llorando desconsolada.

"¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora, que tengo todo como siempre he querido?" Me lamentaba una y otra vez, apretando la almohada.

Sabía que estaba en las garras de Mateo.

Simplemente, no tenía salida. O me volvía su "novia", o seria humillada. Definitivamente la segunda opción era la peor, no me imaginaba lo que dirían mis padres al enterarse, o la escuela, o mis amigas...

Oh Dios...

Mañana seria un día espantoso.

*** Al otro día, en la Escuela... ***

Apenas llegue a la escuela vi con alivio que todo parecía normal. En la entrada principal todo era un bullicio, y como siempre las miradas de todo el público masculino estaban puestas en mi.

Claro, yo contribuía a eso, ya que me había vestido hoy con una sexy camisita blanca y faldita corta a cuadros, que me daban una apariencia sumamente sensual, como de colegiala perversa.

No importaba lo que sucediera hoy, al menos me vería bien.

Pero en eso vi a Mateo llegar en su vieja motoneta y se me helo la sangre. No solo venia vestido de forma espantosa, con una bata de laboratorio blanca y el pelo desaliñado, sino que al verme rápidamente camino hacia mí y me abrazo con fuerza, dándome un pegajoso beso en la mejilla

"Mi amor, que linda te ves.." Dijo en voz alta mientras yo trataba sutilmente de alejarlo.

"C..cállate, estúpido, así no.. " Respondí en voz baja, apenada por el espectáculo que estábamos dando. Y qué gran show debía de ser, porque todos, absolutamente todos ahí cerca estaban mirándonos.

Seguramente era la sorpresa del siglo. ¿Cómo era posible que Megan, la chica más popular del universo, fuera la novia del máximo nerd, Mateo?

Los cuchicheos no se hicieron esperar:

"¿Viste eso?" " ¿A poco ese es su novio?" " Pobre chica, tiene pésimos gustos.. "

Mi reputación iba en picada.

Oh Dios, no.

Pero Mateo estaba al parecer muy feliz por todo esto. Con una sonrisota seguía pegado a mí como sanguijuela, y sus brazos me mantenían inmovilizada, sin poder escapar.

"S..suéltame.." Dije con fuerza, a lo que el reticentemente obedeció.

"¿Pensaste bien lo de ayer, Megan?"

"S..si.. mira, por las 20 fotos acepto ser tu novia. Pero no te voy a dar besos en público ni nada, ¿Entendido?"

"Mira, tu no haces las reglas, si no hay besos no hay trato. Es más, voy a enviar las fotos ya mismo." Respondió molesto Mateo.

"E..espera.." Lo sujeté de la camisa. "Bueno.. algunos besos.¿Ok?"

"Eso está mejor. Me gusta verte tan obediente."

"Y.. ¿Cuándo quieres que.. suceda lo demás?" Pregunte mordiéndome los labios.

"Al rato te digo, Megan, pero ahora tengo hambre y quiero ir a la cafetería. ¿Vamos, mi amor?"

"Estúpido.." Le dije al oído, y sin poder evitarlo nos pusimos en marcha. Claro, con su brazo rodeándome la cintura, como todas las parejitas caminan. Yo iba super incomoda, pero mi situación se iba a poner mucho peor en unos segundos mas.

Al dar la vuelta a una esquina vi que mi grupito de porristas estaba platicando alegremente en el pasillo, y con horror me di cuenta que sería inevitable un encuentro con ellas. Sin poder hacer nada más, trate de poner la mejor cara posible ante la situación.

Casi de forma simultánea todas mis amigas voltearon a verme, con una expresión desconcertada.

"¿M..Megan?" "Pero.. a dónde vas?" "¿Eres tú?" Me mordí los labios con impotencia, sin saber qué hacer.

"Eh..este.. si, voy a la cafetería con mi novio. Les presento a Mateo..el...es mi novio." Dije con la cara roja de vergüenza.

Mis amigas no podían creer lo que veían. Y para colmo Mateo les sonrió con la cara más idiota que tenia y dijo triunfalmente: "Si, Megan es mi bomboncito"

"Oh Dios.." Me mordí los labios nuevamente al oír su comentario. "Bueno, al rato las veo, chicas.. voy con..mi novio, a comer algo."

Ellas seguían en shock y no dijeron nada.

Me cubrí la cara con las manos mientras nos poníamos nuevamente en marcha hacia la cafetería, y durante todo el trayecto fui pensando acerca de que tan bajo podría caer mi reputación en este tiempo.

Tenía que hacer algo, debía lograr que Mateo me diera las fotos de la forma más rápida posible.

Si, debía hacer eso.

Apenas llegamos a la cafetería Mateo me llevo hasta una mesa llenísima de Nerds, obviamente, y antes de que me pudiera sentar me dijo:

"Bomboncito, ¿Me podrías traer una charola con fruta y cereal para desayunar?"

Con furia en la mirada me le quede viendo. Entonces le dije al oído: "No soy tu sirvienta, estúpido.."

"Mira, eso es lo que hacen las novias. Si no puedes, pues voy a tener que.."

"Ya..ya, no lo digas. Voy por tu maldita fruta.." Respondí con impotencia, y entonces fui a formarme para comprar el desayuno. El muy idiota ni siquiera dinero me dio para la comida.

Voltee a ver de nuevo a la mesita de los Nerds, y todos estaban obviamente impactados por lo que habían visto. Unos cuantos me veían con descarada lujuria, y otros más estaban teniendo un como debate o algo.

Definitivamente esto era algo impactante en sus vidas, por fin uno de su clase había logrado atrapar a una de las porristas.

Por fin me atendieron en la cafetería y rápidamente camine con la charola de vuelta a la mesa. Puse una frente a Mateo, y otra en mi lugar, pero justo cuando me iba a sentar Mateo dijo: "Mi amor, ¿No te quieres sentar en mis piernas?"

Volví a mirarlo con mi clásica mirada de odio, pero el solo sonrió de vuelta.

El resto de los Nerds seguía en silencio lo que sucedía, y volteando de reojo vi que también toda la cafetería. Nadie decía nada, y todos esperaban con ansias mi reacción.

"Uff..." Resople con resignación, y con un saltito ágil me senté en las piernas de Mateo, que inmediatamente me abrazo por la cintura y me apretó contra él. Y claro, su erección contra mis nalgas fue evidente.

"Eso, mi noviecita obediente." Dijo dándome un beso en el cuello, a lo que el resto de sus amigos respondió con un griterío tremendo. Con muchísima vergüenza trate de no voltear a ver a nadie, y entonces comencé a desayunar.

Esto era humillante. Me sentía como una mascota de lujo.

El tiempo parecía ser cruel conmigo, y cada minuto en la cafetería se me estaba haciendo eterno. Me había terminado hace siglos mi fruta y Mateo todavía tenía su plato intacto, y por si fuera poco estaba metido en un debate acerca de no sé qué reacción química con otros cerebritos.

Lo único rescatable de todo era que Mateo se la había pasado dándome un suave masaje en la espalda, lo cual no me había caído nada mal. De hecho me había encantado. Quizás no todo sea tan malo, pensé.

O quizás si. De repente oí que algunos de los chicos retaban a Mateo y le decían: "Bueno, si es tu novia dale un beso.."

"¿Qué...?" Pregunte volteando a ver a los chicos, que con ansiedad nos miraban a los dos como si fueramos especimentes de un zoológico. Mire de reojo a Mateo, y vi que estaba hecho un manojo de nervios.

A pesar de nuestro "trato", era evidente que tomar la iniciativa para besar a una chica era aun territorio desconocido para él.

El resto de sus amigos parecía darse cuenta también de esto, y como un tiburón que huele la sangre esperaban de forma no muy discreta su fallo.

No sé que me paso, pero me di la vuelta y con un gesto apasionado deslice mis dedos en su cabello y le di el beso de lengua más intenso y perverso de la historia.

Mis labios encontraron los suyos y mi lengua entro sin piedad en su boca, explorando cada centímetro de ella. Mateo solo pudo responder torpemente moviendo los labios como desesperado, pero con un ritmito delicioso.

Agresivamente me apreté contra su cuerpo aun mas, como gata en celo, y durante casi dos minutos no hubo poder humano que nos pudiera separar. Deje escapar algunos tiernos quejidos y cuando finalmente mi boca se separo de la suya vi que un delicado hilo de saliva colgaba entre nuestros labios.

Use mi lengua para cortarlo, y con una sonrisita malévola le dije al oído: "Esto cuenta por dos fotos.. ¿Ok?"

"S..si..." Respondió con apuros Mateo, casi sin aire. "Gracias, Megan.."

"De nada, estúpido.." Dije sin poder evitar reírme un poco.

El resto de los Nerds estaba impresionado. Al parecer tenían un nuevo héroe, y todos comenzaron a corear el nombre de Mateo por todo lo alto.

"¡Mateo, Mateo, Mateo...!"

Me dio un poco de risa ver esto, y entonces me recosté de nuevo contra el pecho de Mateo. Y claro, de nuevo su erección se levantaba con fuerza contra mis nalgas y con cada movimiento que hacia la sentía apretarse un poco mas contra mí.

"Uff.." Suspire en voz baja, sintiendo la deliciosa sensación de tener algo apretándose así contra mi cuerpo. A pesar de que sabía que era Mateo, no por eso me era indiferente el hecho. Mi cuerpo era muy sensible y este tipo de cosas lo ponían a mil.

De repente sonó el timbre que señalaba el fin del descanso y todos en la cafetería fueron saliendo en estampida de vuelta a sus clases, pero Mateo no me dejo levantarme. Me le quede viendo con desconcierto sin saber a qué iba todo esto, hasta que finalmente dijo:

"Mira, tengo un plan.. ¿Ves esa bodeguita al fondo?"

"Si.. ¿Qué tiene?" Dije viendo unas puertas pequeñitas en el costado de la cafetería.

"Ahí quiero que me des la primera.. perdón, nuestro primer trato." Dijo con pena.

"E..estúpido.. " Dije en voz baja. "Bueno.. supongo que cualquier lugar es bueno para... en fin, vamos.."

Mateo no pudo evitar poner una cara de alegría al oírme decir eso, y al ver que la cafetería se quedaba vacía me agarro de la mano y corrimos en dirección de la bodeguita. Cuando llegamos abrió la puerta y al asomarme adentro vi que era un espacio ultra reducido. Apenas si cabrían dos personas, entre escobas y limpiadores.

"¿E..estas seguro, Mateo...? Esta súper sucio, y.. podrían salir ratas." Dije titubeante.

"Si, Megan, entra.. no tengas miedo."

"Es que.."

"ENTRA.."

"B..bueno.." Respondí resignada, y entonces como pude me metí. Mateo me siguió inmediatamente y cerró la puerta, dejándonos a los dos en la oscuridad. Bueno, al menos eso era mejor, porque así el no podría ver mi rostro al...

"No tengas miedo, Megan, traje una linterna.." Dijo inoportunamente Mateo, sacando un aparatito de su bolsa.

Oh Dios. ¿Qué no me saldría nada bien nunca? Suspire desilusionada.

"Ahora Megan.. creo que debes arrodillarte ¿No?" Dijo Mateo con algo de orgullo.

"Idiota.." Respondí a la vez que con dificultades bajaba hasta que mis rodillas tocaron el frio suelo. "Ya está..."

Mateo se volvió a quedar paralizado, sin saber qué hacer. Pasaron varios incómodos minutos hasta que le pregunte:

"¿Y bien..?"

"Es que.. yo nunca.. "

"No me digas que.. ¿Nunca te han hecho.. sexo oral?"

"Y..yo.. bueno. No...nunca."

"Bueno.. si te da tanta pena, pues da por hecho el asunto y todo arreglado." Respondí con malicia.

"No, nunca." Respondió con el orgullo herido y de un golpe se bajo el zipper y saco una enorme verga de su pantalón.

"Oh.. wow.. no pensé que.. es que.. " Dije atontada, viendo ese magnífico miembro erecto frente a mí. "A poco.. ¿Así de grande?"

"S..si.." Dijo con pena Mateo.

He de confesar que se veía deliciosa. Mi boca se humedeció con ansiedad, y las dudas en mi mente desaparecieron.

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