• Home
  • /
  • Stories Hub
  • /
  • BDSM
  • /
  • Terapia de Control Hipnotico

Terapia de Control Hipnotico

12

Este es el primer capítulo de la historia de Sharon, una chica tierna e inocente que de la noche a la mañana es dominada por su psicóloga para servirla sexualmente. Espero les guste....

Me desperté lentamente, sintiéndome algo mareada. ¿Dios.. donde estaba? Aturdida, voltee a ver a mi alrededor y el súbito resplandor de los rayos del sol a través de una ventana me obligo a cerrar los ojos rápidamente.

Después de unos segundos volví a abrirlos, y poco a poco pude reconocer el consultorio de mi psicóloga escolar, la Dra. Jordana Rivera, que estaba sentada a mi lado.

"¿Te sientes mejor, Sharon?" Me dijo suavemente mientras me acariciaba la frente.

"S.si... creo... ¿Que paso?" Dije con dificultad, mientras me incorporaba lentamente en el diván.

"Estas despertando de la sesión de hipnosis que tuvimos, chiquita..."

"Oh Dios.. esta estuvo más intensa ¿No?" Dije con una sonrisa y me recosté de nuevo en el Diván.

La razón de mis terapias era que desde que era pequeña había sido increíblemente introvertida. No platicaba nunca con nadie, y me la pasaba siempre en mi recamara encerrada con mis libros. Mis padres habían visto eso con preocupación y me habían llevado con varios especialistas, pero sin éxito.

Pero hace 3 meses había llegado una nueva psicóloga a la escuela, la Dra. Jordana, y al ver mi caso se intereso muchísimo. Ella había estudiado una nueva técnica con hipnosis que al parecer funcionaba casi milagrosamente, mejorando la personalidad de sus pacientes. Después de una plática con mis padres todo quedo arreglado, y al otro día me enviaron con ella para comenzar el tratamiento.

El primer día que la vi me sorprendió sobre todo que la Doctora era muy joven, ya que solo tenía 25 años y este era su primer trabajo. También el hecho de que era muy bonita, con un rostro precioso enmarcado por su largo cabello negro que caía hasta sus hombros. No era muy alta, pero era evidente que tenía un cuerpazo por debajo de sus elegantes conjuntos de saquito y minifalda que solía usar.

"Creo que estas avanzando a pasos agigantados, Sharon.." Me dijo entonces Jordana con voz suave. "Si seguimos así, en unos meses serás tan extrovertida que te va a costar trabajo reconocerte."

Puse una mueca simpática al oír esto. Sería muy divertido poder cambiar mi personalidad, atreverme a cosas que antes ni hubiera soñado.

"Ahora bien, Sharon, hoy fue una sesión especial, ya que estuviste casi 1 hora bajo hipnosis." Dijo la doctora mientras sonreía de una forma un poco maliciosa, lo cual me extrañó un poco.

"¿Una hora..? Oh Dios... realmente tenía muchos traumas acumulados, ehh... "Contesté tratando de hacerme la simpática, pero entonces, al sentir el aire del ventilador directamente sobre mi cuerpo me di cuenta de algo..

Estaba completamente desnuda...

"P...pero..." Dije tartamudeando, mirando de un lado para el otro, sin explicarme porque estaba en esta situación.

"Relájate Sharon.. no pasa nada.. esto es una consecuencia de lo que pasó en la hipnosis.." Respondió Jordana con una sonrisa mientras anotaba unas cosas en su pequeña libreta.

"¿Que.. sucedió en... la hipnosis...?" Pregunte, sonrojándome mientras trataba pudorosamente de cubrir mis partes con las manos.

Antes de que la Doctora me pudiera responder pasó algo que me puso muy nerviosa. De repente, sin saber porqué, comencé a sentirme muy, muy caliente, como nunca antes en la vida. Mis manos, como si tuvieran vida propia, se apretaron contra mi sexo y mis dedos comenzaron a masturbarme furiosamente.

"U...uf...." Gemí retorciéndome sobre el diván, mientras mis dedos ignoraban por completo mis llamados, y seguían su apasionada tarea entre mis piernas.

Yo apretaba mi cuerpo y me mordía los labios, gimiendo y pataleando mientras unas violentas oleadas de adrenalina recorrían mi cuerpo una y otra vez. Era una sensación increíble, deliciosa, y cada vez que mis dedos rozaban mi clítoris sentía que me desmayaría en cualquier momento.

Jordana se levanto de su asiento y se limito a mirarme de una forma rara.. con una expresión en su cara como de gran satisfacción.

"¿Sucede algo?" Me pregunto pícaramente mientras mordía la punta de su pluma.

"..N..no se... m..mis dedos..no me... uff...ahhh..... r..responden..."Conteste con dificultad, inclinándome a un costado del diván mientras mis dedos seguían penetrándome sin piedad.

"Sharon... detente..." Dijo la Doctora con un tono de voz autoritario.

Inmediatamente mis dedos se detuvieron, y volvieron a mi control. Temblorosa y respirando agitadamente, me senté rápidamente en el diván.

"¿Que..sucedió?" Dije acongojada, apenadísima por la escena que acababa de hacer.

"No te preocupes, Sharon, es solo que hoy comienza una nueva vida para ti..." Dijo mientras caminaba lentamente a mi alrededor. "¿Una nueva vida?" Pregunte, sin realmente entender a que se refería.

"Si.. mira, haremos esto.. tráeme un refresco de la tienda junto a la cancha de fútbol y cuando regreses te responderé TODAS tus preguntas.. ¿OK?"

"P..pero.. "

" Pero nada.. ah por cierto.. tu ropa, la tiré..."

Sentí entonces una rabia tremenda. ¿Quien se creía ella para tirar mi ropa...? Me levante rápidamente con la intención de reclamarle, pero..

Jordana, adivinando mis intenciones, solo dijo una palabra..

"Tócate..."

Sentí un mareo, y antes de que pudiera hacer nada caí de rodillas frente a ella. Mis manos, nuevamente cobrando vida propia, volvieron rápidamente a colocarse entre mis piernas, y sin dejarme reaccionar empezaron a violarme nuevamente.

"¡¡Ahhhhh...mmmmm!!!" Dije entre gemidos, sudando copiosamente mientras mi cuerpo volvía a entrar en una especie de éxtasis sexual.

"Mira.. no te sientas mal, tiré tu ropa porque te compre algo.. revisa la bolsa rosa en la esquina, Sharon..." Dijo la Doctora cerrándome coquetamente el ojo.

Mis dedos nuevamente pararon, y como pude respire acelerada por unos segundos. El calor en el cuarto se me hacia extenuante, y con muchísima pena olí mi sexo en el aire. ¿Que quería Jordana? ¿ De qué se trataba todo esto?

Entonces entendí...

De alguna forma, me tenía bajo su control..

La hipnosis. ¡Eso había sido!

Me incorpore lentamente, sintiendo mis piernas débiles por el esfuerzo previo. La Doctora me señalo nuevamente la bolsa rosa, y al abrirla vi con sorpresa que en su interior estaban unas prendas algo.. candentes, por así decirlo. Metí la mano y lo primero que saque fue una micro tanguita negra de hilo dental, que parecía sacada del catalogo mas depravado de Victoria´s Secret.

Mire con incredulidad a Jordana, que se limito a sonreír y me indico con el dedo que siguiera buscando.

Saque ahora una micro faldita con una tela a cuadros, como de colegiala, que por lo corto de la tela apenas cubriría mi traserito si me la pusiera. También encontré una camisita blanca y unas medias blancas que llegaban a la entrepierna, lo cual haría ver a la mas santa como una puta.

"Jordana...no sé.. seguramente yo..." Dije mientras meneaba la cabeza, obviamente no muy a gusto con el atuendo.

"Ponte esa ropa, Sharon... vamos.. te va a gustar.." Dijo mientras se quitaba el elegante saquito que llevaba puesto y dejaba al descubierto su delicada blusa blanca. Como sea, al oír la "sugerencia" de la Doctora trate de rebelarme y mentalmente puse todo mi empeño en negarme. Pero al sentir como mis manos lentamente se acercaban a mis piernas me rendí inmediatamente.

Sentí mucha rabia.

¡Traicionada por mis propias manos!

Entonces con un suspiro de resignación me puse primero la tanguita negra. ¡Uff..! Era realmente muy pequeña porque cuando la puse en su lugar se apretó contra mi cuerpo con muchísima fuerza, casi lastimándome. Pero he de confesar que al sentir el delicado hilo deslizándose entre mis nalgas tuve algunos pensamientos... pecaminosos.

Me puse entonces las medias blancas, que tal como había previsto llegaron hasta la mitad de mis piernas. Voltee a ver a Jordana, y con un delicado gesto de su cabeza me indico que estaba complacida.

Pase entonces a la pequeña faldita, la cual fui subiendo por mis piernas y cuando estuvo finalmente en su lugar sentí muchísima vergüenza. La mísera prenda apenas...apenitas cubría un poco más abajo de mis nalgas. Si hacia algún movimiento brusco, o caminaba rápido.. o.. si hacia alguna brisa ese día.. estaría perdida. Se me vería TODO.

Finalmente me puse la blusita blanca, y vi que para variar dejaba mi pancita al descubierto.

Oh Dios..

Voltee a ver a Jordana, que seguía sonriéndome de una forma picara, obviamente disfrutando lo que sucedía. Vi que en la esquina del consultorio había un espejo de cuerpo completo, y cuando me vi reflejada en el me puse roja de la vergüenza.

Simplemente.. me veía como una colegiala muy zorra. Putisima, con una ropita que no dejaba mucho a la imaginación, aunque he de reconocer que me veía muy, pero muy sexy.

"¡Que preciosa te ves.. Sharon!" Me dijo Jordana cerrándome el ojo mientras caminaba hacia mí. Con una actitud comprensiva, puso sus manos en mis hombros, y me dijo:

"Mira.. sé que has de estar muy molesta ahora.. ve a traerme mi refresco, y cuando vuelvas te explicare como están las cosas, ¿Ok?"

"Bueno.. lo haré... ¡Pero más te vale que tengas algunas respuestas cuando vuelva..¡" Dije furiosa mientras caminaba hacia la puerta y salía a toda velocidad, azotándola.

¿Quien se creía ella? De la noche a la mañana tenia control sobre mi cuerpo, mi ropa..

¿Que había pasado? ¡Creí que éramos amigas...!

Camine enojadísima por los pasillos de la escuela, repasando mentalmente una y otra vez lo que acababa de suceder...

... Sin darme cuenta que toda la gente se me quedaba mirando.

Al llegar a la puerta principal de la escuela me detuve en pánico. Estaban ahí fácilmente unos 100 chicos.. y TODOS tenían sus ojos puestos en mi.

"Oh Dios.. esto no se ve bien." Dije en voz baja, apretando las manos con nerviosismo.

Estaba petrificada. Sentía sus miradas recorriendo mis piernas, cintura, pechos... en fin, todo. Pero justo entonces algo mas sucedió, porque mi cuerpo reacciono ante tanta atención y casi instantáneamente mi clítoris comenzó a pulsar deliciosamente contra mi tanga, logrando que se me escaparan unos tiernos gemiditos.

"Uf...f..." Me mordí los labios con pena, tratando de que nadie se diera cuenta de mi situación. Aparentemente, ser vista como un objeto sexual tenía mi cuerpo a mil, y la calentura en mi piel no dejaba lugar a dudas.

Oí algunos murmullos en voz baja entre la multitud, y por el tono candente de algunos de ellos no pude evitar sonrojarme aun mas.

"Que buena se ve.." "Que cinturita.." "¿Qué no es esa la chica de la clase 12, la que nunca habla?"

Haciendo acopio de todo mi valor me puse en marcha hacia la tienda, que desafortunadamente quedaba aun a una considerable distancia de donde estaba ahora.

Camine con pasos rápidos, y con timidez voltee a ver a mi alrededor y me di cuenta que las miradas lujuriosas de todos los chicos aun me seguían de una forma obsesiva. Para colmo de males, nuevamente mi cuerpo parecía tener vida propia, ya que al caminar mis caderas se movían sensualmente de un lado para el otro de una forma bastante llamativa.

Y mis pasos eran cada vez mas coquetos, con algunos saltitos de vez en cuando que levantaban mi faldita alegremente y dejaban expuestas mis lindas nalgas a todo aquel que estuviera cerca.

"Ay no... no, no saltes así.." Me dije con mortificación al ver mi comportamiento, apenada por el descarado espectáculo que estaba dando. Pero no podía hacer nada. Mi cuerpo estaba decidido a mostrarse al mundo a como diera lugar.

Por los nervios comencé a sudar muchísimo, lo cual trajo como efecto secundario que la tela de mi blusita se pegara a mis pechos como si fuera una segunda piel, empeorando aun mas mi precaria situación.

Mire para atrás y vi que algunos chicos me seguían a una corta distancia, lanzándome piropos y algunas frases atrevidas.

"Hola nenita.. ¿Me das tu teléfono?" "¿Tan chiquita y ya vestida así, mi amor? "¡Que culito, por dios..!"

Pero para mi sorpresa, oír esto ya no me disgustaba para nada. Al parecer no solo mi cuerpo estaba envenenado de lujuria, sino también mi mente comenzaba a ceder. El ritmo de mi respiración, volviéndose cada vez mas cadenciosa y erótica, no dejaba lugar a dudas.

Deslice mis dedos por mi cabello, dándome cuenta que con cada una de estas muestras de atención mi calentura aumentaba mas y mas. Sonreí un poco, ya que de ser la chica mas tímida y recatada del mundo me estaba volviendo el máximo objeto de interés sexual de la escuela y...

... Comenzaba a gustarme.

Cerré los ojos durante unos segundos, sintiendo una humedad muy evidente entre mis piernas. La telita de mi tanga estaba empapada, y todo mi cuerpo pedía a gritos una forma de desahogo. Mi piel ardía.

Llegue como pude a la tienda y rápidamente me forme en la línea. Al voltear a la derecha vi que cerca de ahí estaba sentada una bandita de chicos fumando, y sin darme tiempo de nada dos de ellos se me acercaron y comenzaron a coquetear conmigo.

"Hola mamita.. ¿ Vas a comprar algo?" Me dijo uno de los chicos, un tipo alto con apariencia latina, sin quitar sus ojos de mis pechos.

"No.. vengo aquí a ver el paisaje.." Conteste de una forma déspota, lo cual me sorprendió muchísimo porque normalmente yo era siempre muy cordial.

"Ja..ja.. que cómica, no, pero ya en serio.. ¿Que quieres de la tienda? Yo te lo compro.." Respondió mientras se acercaba a mí de una forma agresiva. Otro de los chicos, un tipo rubio y musculoso, lo detuvo y me dijo al oído:

"¿Te está molestando? No te preocupes, es de mi banda y yo soy el jefe.. por cierto, estas algo chiquita para estar vestida así, ¿No?"

"Mira.. solo quiero comprar un refresco.. ¿OK?" Dije ásperamente, evitando su mirada.

"Vamos.. una niña así vestida.. enseñando el culito.. ¡Y qué culito..!..Vamos.. yo sé lo que quieres.." Dijo el chico, apretándose descaradamente contra mi espalda.

No sé qué sucedió, pero al sentir como se pegaba así contra mí entre en pánico. Sin apenas pensar, me voltee y le di una cachetada tan fuerte que se cayó al suelo de forma brusca.

"¡Estúpido..!" Le grite, mientras los demás chicos solo reían y ayudaban a su compañero a pararse.

"..Perra.. no pasara mucho tiempo para que te tenga mamando verga, pendeja.." Me contesto sonriendo maliciosamente. ".. a propósito.. ¿No te llamas Sharon?"

El oír mi nombre me dejo helada. Fue una súbita vuelta a la realidad. Durante unos segundos cerré los ojos, apretando los puños sin saber que había sucedido conmigo.

Pero a pesar de todo mi cuerpo me daba unas claras señales de que estaba disfrutando su nueva aventura. Mis pezones estaban muy firmes, marcándose con fuerza contra mi blusa. Mi respiración era acelerada, y mis nalgas se apretaban con fuerza contra el pequeño hilo dental de mi tanga, comiéndoselo con gusto.

"Vámonos, dejemos a la zorrita comprar su refresco por ahora.." Dijo el chico mientras se alejaba junto con su banda.

Nerviosa, pague el refresco y sin importarme nada, corrí de vuelta al consultorio de Jordana.

Apenas entre cerré con fuerzas la puerta, y me quede recostada contra ella durante unos segundos. Estaba temblando. Jordana solo me miraba desde su asiento, con las piernas cruzadas sobre el escritorio mientras me sonreía coquetamente.

"¿Y bien, tienes mi refresco?" Dijo, mordiéndose los labios con malicia.

Enojada, camine hasta donde ella estaba y puse con fuerzas la lata sobre el escritorio.

"Listo.. ahí tienes tu maldito refresco.."Dije sin poder contener mi enojo.

Jordana se levanto de su asiento y camino hacia mi lentamente. "Esas no son las palabras que quiero oír de ahora en adelante, Sharon... ¿ Entendido?"

Entonces vi el movimiento de sus largas piernas al caminar. Como si tuvieran una cadencia hipnótica, no pude quitarles la vista de encima. Abrí la boca al ver el erótico movimiento de su micro faldita, que se pegaba a su delicioso cuerpo como...

¿Había dicho delicioso?

!¿Pero que me estaba pasando?¡¿Me estaba sintiendo atraída ahora por Jordana?

No.. Dios mío, no..

Menee la cabeza de un lado hacia el otro en franca negación. Como si supiera de mi predicamento, Jordana se detuvo por unos segundos frente a mí, inclinando su cuerpo en una pose sensual.

Sin poder evitarlo voltee a verla nuevamente, concentrándome otra vez en su faldita... y en el movimiento de sus caderas... y en el triangulo que se formaba cuando..

¡Ya basta..!!No, no debo de pensar en esto... Yo no soy una lesbiana!

"Acuéstate en el diván, Sharon.. te contare como será tu vida de ahora en adelante..." Dijo Jordana con una actitud firme.

Rápidamente obedecí y en un segundo ahí estaba, recostada. Ella camino lentamente alrededor del diván durante unos minutos, antes de decir algo.

"Mira.. ser lesbiana en una ciudad tan pequeña como esta.. bueno.. digamos que es muy difícil.. " Dijo mientras se quitaba lentamente la blusita blanca, dejando a la vista sus firmes y redondos pechos. Al verlos, y a pesar de lo humillante que era mi reacción comencé a salivar.

"Además, yo soy una mujer muy.. especial. Mis requerimientos son bastantes, no cualquier chica me sirve para mis propósitos.." Continuo Jordana, sonrojándose un poco. "Básicamente, Sharon.. necesito una niña sumisa, pero con calor en el cuerpo, que sea un poco loca... pero que esté dispuesta a servirme en todos los aspectos.. Y esa niña eres tú.."

Jordana se mordió los labios de forma coqueta, mientras sensualmente se quitaba la faldita café y se quedaba vestida solo con una micro tanguita negra y los zapatos de tacón. Su cuerpo se veía hermosísimo, con un delicioso tono bronceado y una piel aceitada que reflejaban sensualmente la luz de la habitación.

"..Pero..yo no.. a mí no me atraen las mujeres..."Dije tartamudeando ligeramente, sin poderle quitar la vista a sus piernas.

"No digo que seas lesbiana, Sharon, pero desde que comenzamos hace unos meses la terapia, he notado como me miras cuando crees que no estoy viendo... y en la hipnosis nadie hace nada que no quiera.. así que creo que es bastante seguro decir que como mínimo eres bisexual, y en el fondo deseas ser mía." Dijo Jordana mirándome directamente a los ojos.

Me quede sin palabras. Mi mente ya no razonaba.

"J.Jordana..y..yo..."Trate de decir, sin poder concluir la frase.

"Te diré algo mas, Sharon.. a partir de ahora eres completamente mía, tu voluntad me pertenece. Cuando yo lo desee serás mi sirvienta, y cuando me parezca serás mi puta.. ¿Entendiste?" Dijo con voz suave mientras que con un movimiento sumamente erótico se daba vuelta frente a mí y me mostraba su bella espalda y su delicioso culo.

¡Uff...!

No sé qué extraña fuerza despertó en mi el poder verla así, pero mi mirada ahora quedo esclavizada en sus nalgas. Su pequeña tanga negra se escondía deliciosamente entre sus firmes glúteos, y yo saboreaba mentalmente el recorrido que haría mi lengua al deslizarse por ahí.

Mis manos traicioneras nuevamente se deslizaron por debajo de la delgada telita de mi tanga y comencé a masturbarme agresivamente, frotando con mis dedos la piel alrededor de mi clítoris una y otra vez, tratando de venirme lo más rápidamente posible.

"¡Ah....mm...mmmm!" Gemí tiernamente, sin importarme ya del espectáculo que le estaba dando a Jordana.

"Y otra cosa, vi tu reacción con los chicos de la tienda. ¿Te dio un ataque de pánico? Es debido a que puedes exhibirte, tentar a los demás pero... tienes prohibido en tu mente hacer algo al respecto sin mi autorización. Si lo haces, sentirás pánico, y si insistes.. las consecuencias serian algo.. penosas..." Dijo Jordana mientras colocaba sus manos en sus nalgas, apretándolas seductoramente frente a mí.

Acto seguido Jordana sujetó los delicados costados de su tanga y lentamente la fue bajando por sus piernas. Con ansiedad vi como su coño iba quedando al descubierto, un delicioso rinconcito cubierto por una delicada capa de vello negro, y con unos destellos de luz que delataban una deliciosa humedad.

12
  • Index
  • /
  • Home
  • /
  • Stories Hub
  • /
  • BDSM
  • /
  • Terapia de Control Hipnotico

All contents © Copyright 1996-2023. Literotica is a registered trademark.

Desktop versionT.O.S.PrivacyReport a ProblemSupport

Versión ⁨1.0.2+795cd7d.adb84bd⁩

We are testing a new version of this page. It was made in 17 milliseconds