Mi odioso vecinito 01

"No te muevas.. ¿Ok?"

Y acto seguido abrí mi boca de par en par y con firmeza fui comiéndome su verga hasta que tuve casi 7 cms dentro.

Entonces apreté los labios alrededor de ella y fui moviéndome de regreso a la punta, succionando con todas mis fuerzas mientras que con un gemidito sensual le daba un delicioso masaje.

Casi inmediatamente mi mano derecha se apretó contra la base del falo y comencé a masturbarlo violentamente, de atrás para adelante con firmes movimientos.

"Ah...agh.. M..Megan... " Dijo Mateo con apuros, y la luz de la linternita apuntaba a mi cara de forma temblorosa.

Sonreí con malicia y mi boca siguió su apasionada tarea. Estaba decidida a todo, ya que si quería evitar dañar mi reputación aun mas debía obtener las 100 fotos lo más rápido posible.

Y si para eso debía volver loco de placer a Mateo, pues así seria.

No tenia que gustarme, claro, pero no veía otra salida.

Mi mano se movía rápidamente a todo lo largo de la verga de Mateo, y mi lengua se retorcía como serpiente alrededor de la punta, alternando entre succiones y lamidas. Por el sutil sabor a semen en mi boca supe que Mateo no tardaría en venirse.

Había hecho a muchísimos chicos terminar rápido, pero nunca tan..

Y entonces sucedió.

Abrí los ojos de par en par al sentir como espesos y calientes chorros de leche explotaban adentro de mi boca, y casi inmediatamente sentí ganas de volver el estomago.

A pesar de mis innumerables aventuras orales, el sentir el semen en la boca aun me daba nauseas, y nunca había logrado tomármelo.

"M..Megan.. oh.. Megan..." Decía débilmente Mateo, recargándose contra la pared.

Parecía que Mateo nunca había tenido un orgasmo en su vida, porque su leche seguía cayendo en mi boca de forma interminable.

Para acelerar el proceso apreté mis labios agresivamente alrededor de la cabeza mientras con mis dedos le daba un suave masaje en la verga, de atrás para adelante para dejarlo seco.

Finalmente después de varios segundos el torrente se detuvo. Ahora venia lo más difícil, tenía que..

..Tragar.

"Vamos, Megan... -Dijo Mateo apuntándome de nuevo con la linternita.- quiero verte haciendo eso. Recuerda que si no tragas no hay trato."

Ugh...

Nunca había logrado tomarme el semen de nadie, ni siquiera con algunos chicos guapísimos de la escuela. Y ahora estaba aquí, en una bodeguita, con la boca literalmente llena..

Y juro por Dios que no sé que me sucedió...

Cerré los ojos y de golpe di un poderoso trago y mi boca quedo vacía. Sentí escalofríos en la piel al sentir como el espeso liquido resbalaba por mi garganta y llegaba a mi estomago, pero mantuve la compostura.

"Agh...." Dije con asco, usando mi blusita para limpiarme los labios.

"Eso es, Megan.. así te ves más bonita." Dijo con sarcasmo Mateo mientras me daba unas palmaditas en la cabeza.

"Estúpido..." Le respondí entre dientes.

"Si, seré muy estúpido, pero ahorita tienes mi semen en tu estomago. Con eso me basta.."

Apreté los puños con impotencia, y no sé que me detuvo para darle un golpe en los hue... ahí mismo. Trate de calmarme nuevamente, y entonces le dije:

"¿Ya terminamos aquí?"

"Si.. ya. Voy a tomar una clase de Biología, pero quiero que me esperes a la salida. ¿Ok?"

"P..pero, esa clase termina a las 3, mi última clase es a la 1..." Me queje.

"Eso no me importa. Espérame en la entrada."

"Pero.."

"No está a discusión esto. ¿Ok?"

"Idiota... está bien, te esperare." Respondí enojada.

Mateo me dio otra palmadita en la cabeza y acto seguido salió de la bodeguita, dejándome sola.

"El muy estúpido.. ¿Qué se ha creído?" Refunfuñe, levantándome poco a poco. Pero entonces sentí algo curioso entre las piernas, y al revisar me di cuenta que mi pequeña tanguita blanca estaba empapada.

Oh Dios. No será porque lo había... disfrutado. ¿O sí?

No, claro que no.

Que idea tan estúpida...

Me reí un poco ante mis ideas y trate de no pensar más en eso.

Entonces con mucha prisa salí de la bodeguita y me puse en marcha a mis clases. Pero una vez ahí era como si no hubiera asistido, porque durante todo el tiempo hasta la salida estuve como atontada, sin poner nada de atención.

Lo que me decían los profesores me daba igual. Estaba de un humor espantoso, queriendo matar a alguien. La presión del chantaje ocupaba todos mis pensamientos ahora.

Así fueron pasando las horas, hasta que finalmente dio la una de la tarde y todo mundo salió corriendo a su casa..

Excepto yo, claro.

Frustrada, me quede esperando en la entrada a que mi "noviecito" saliera....

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